La Vida de una Chinazolana

Creo que la cuenta de memes que me hace reír demasiado porque es tan real es @rice_frijoles. Cada imagen describe la vida de un asiático viviendo en latinamerica. Mi vida seria una mezcla de “la chola”, limpiando los sábados, doramas coreanos y taiwaneses, comiquitas de Disney en español, novelas mexicanas durante el almuerzo con mi mamá y mi amor por las empanadas y el dim sum (desayuno cantonés). Crecí con una mezcla de tres culturas y en un rato les compartiré algunas anécdotas. Si eres un asiático latino, puede ser que te relaciones con esto.

Una “Chinazolana”

Este termino en verdad no es super oficial pero entre amigos que somos de descendencia china nacidos en Venezuela, algunos nos hemos llamado así.

A los tres años, mis idiomas principales era el cantonés y el español. Mis padres me decían que mi cantonés era fluido porque mi abuelo materno me cuidaba todo los días. Después entre al prescolar donde aprendí el ingles y mi cerebro no diferenciaba entre los tres idiomas. Increíble como en una edad tan temprana, uno es como una esponja, absorbiendo todo. Luego entro la confusión. ¿Con cuál cultura me conectaba más? ¿Quién soy?

Creciendo con la cultura venezolana, cantonesa (Hong Kong) y con la influencia americana en mis estudios, realmente no encontraba la forma de pertenecer a solo una cultura. Crecí en un ambiente multi-cultural y tenía amigos de diferentes países.

En general, así era mi día a día de niña. El taxista que me llevaba al colegio era venezolano. Conversando con él, hablábamos en español y recuerdo que me caía muy bien. Luego llegaba a clases con mis profesores americanos y estudiando a base del sistema norteamericano. Regresaba a casa y mi papá me llamaba usando el cantonés preguntándome si había llegado bien.

Mi personalidad es cálida y amigable como una buena latina, mi mente es analítica como una norteamericana y mi forma de hacer las cosas (como la comunicación, pensamientos, valores familiares o ciertos gestos) son influenciadas por la cultura china. Definitivamente hasta el sol del día, no se como he sobrevivido combinando estas tres culturas en mi vida diaria.

¿Empanadas con Dim Sum?

La comida forma gran parte de mi vida, ¡enserio que sí! En casa, aprendí a comer de todo. En la mesa siempre teníamos algo venezolano y algo chino. Patas de pollo, arroz blanco, vegetales hervidos, cualquier cosa salteada con salsa de soya — cachapas, arepas, empanadas, ensalada de gallina, guisos, pastas. Cada día era algo diferente. Crecí comiendo de todo un poco. Estoy super agradecida de poder crecer con platos latinos y asiáticos. Ahora que vivo en Asia, ¡extraño demasiado una buena comida latina!

Al poder comer de todo, realmente me ha ayudado en la parte de adaptarme en diferentes naciones. He vivido 18 años en latinamérica, 5 años en norteamérica y ahora llevo casi 2 años y medio en asia. En cada cultura, he tenido la experiencia de probar diferentes platos y formas de cocinar e incluso la forma de comer: palillos, tenedor o con la mano. La comida es una parte tan importante en una cultura.

Un buen café :)

Parte de ser venezolana es poder ser una persona jocosa, chistosa, sarcástica y relajada. Me sorprende que en los diferentes países que he visitado y conocido a otros venezolanos, nos tratamos como si nos conociéramos de siempre. Normalmente comienza con la reacción: “Waooooo eres de Venezuela? ¿Pero cómo? ¡Eres asiática!” y luego terminamos hablando de la política y cuanto extrañamos nuestro país, cuanto anhelamos regresar al lugar que nos trae esa sensación de familia y calidez.

¿Porque digo que mi lugar favorito es un café? No es por el lugar ni el tipo de café, sino el sentimiento de poder estar en un lugar relajado donde puedes ser uno mismo. Así me siento en Venezuela. Puedo ser completamente yo y cómo decimos los venezolanos, “¡Echamos broma!” Realmente estoy muy agradecida y orgullosa de haber nacido en Venezuela y tener una personalidad que refleja nuestra gente.

Aceptar mis culturas

Aprendiendo sobre mis culturas y la gran influencia que tengo de cada una, realmente ha sido un tiempo de descubrimiento y aprendizaje. Cada cultura tiene buena características pero también pueden tener algunas malas. Lo importante para mi ha sido reconocer lo bueno de cada cultura y aceptar quien soy y como Dios me ha creado. No es una coincidencia que yo haya crecido en un ambiente lleno de diferentes formas de pensar, hablar o hacer las cosas. Tener muchas culturas en mi vida es un gran regalo.

“Quiero pertenecer”

Ese anhelo de pertenencia con la cual tanto luchaba ahora se ha vuelto una tremenda bendición para mi y para con quienes me puedo relacionar. Para mi es fácil adaptarme al conocer personas de diferentes culturas y tener una perspectiva más amplia y le doy mucho crédito a mi niñez y la forma que crecí con diferentes influencias culturales. Ya no lucho con ese sentimiento de pertenencia, porque Dios me ha mostrado la forma que me ha diseñado.

Nuestra Identidad

No importando de donde eres, de que país sea tu pasaporte o donde naciste, el regalo más grande es saber que nuestra identidad viene de ser hijos e hijas de Dios por medio de Jesús. Al recibir esta verdad en mi corazón, no busque valor en mi cultura o en el país a la cual pertenezco, sino que mi valor viene de ser parte de la familia de Dios. (¡Esto realmente me trajo mucha libertad!) Puedo simplemente ser quien Dios me ha creado: su hija que se rie de cualquier cosa como un buena venezolana, comer de todo por mis raíces asiáticas y poder comunicar mis pensamientos y soñar en grande como una norteamericana. ¡Aún queda mucho por aprender y recorrer!

Janeth Ng

Chinazolana who loves Jesus, missions, and design.

http://www.janethng.com
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